jueves, 24 de noviembre de 2011

CONFERENCIA DÍA 19

El sábado 19 de Noviembre de 2011, el P. José Luis Parada Navas, pronunció en la iglesia de nuestro Monasterio una interesante conferencia: “El perfil psico-fisiológico de Clara de Asís”.
La dividió en tres partes:
1.       Introducción
2.       Perfil psicofisiológico
3.       Perfil antropológico.
Ofrecemos un pequeño resumen de su ponencia.
Acercarse a la personalidad de Clara es introducirse en la luz, en la claridad. Después de ocho siglos, sigue teniendo una vitalidad y atractivo especial. Para conocer a Clara nos acercamos a sus escritos personales y a los testimonios de las personas que la conocieron desde pequeña y convivieron con ella en el hogar paterno y en el Monasterio, son las fuentes que han llegado hasta nuestros días.
1.INTRODUCCIÓN.
Clara tiene una personalidad equilibrada. La influencia de su familia, sobre todo de su madre,  es muy positiva en la formación de su carácter desde su tierna edad.
Su madre despierta y cultiva en ella el sentido religioso: la fe, la relación con Dios, el servicio hacia los más necesitados y desfavorecidos;  le enseña a ser respetuosa y delicada en las relaciones interpersonales. Esta delicadeza no la perdió ni siquiera durante los largos 20 años que estuvo postrada en su lecho de enferma. Se ve limitada y con dolor, pero no da a la enfermedad un “status”, la integra. Clara es capaz de tejer una herida física, psíquica y espiritual sin romperse. Alentando, dando ánimo a los demás, manteniendo vivo el Carisma Fundacional.
Cuando se encuentra con Francisco de Asís, su vocación nace de una fe ya arraigada por la vida de la gracia.
Noble de linaje, fue asimilando todos los valores que se vivían en su familia y ambiente.
2. CLARA DE ASÍS. (Acróstico)
“C” Carácter fuerte, valiente, apasionado. Clara es viva, dinámica y espontánea, pero sabe dominarse, siendo dueña y señora de sus impulsos. Capaz de mantenerse firme en su decisión frente al Papa que quería dotar al Monasterio de rentas, es fiel en abrazar hasta el final la Pobreza de Nuestro Señor. A pesar de su limitación física, contrariedades, dificultades, nunca la vieron las hermanas alterada. Siempre con grandeza de ánimo, agradecida y confiada.
Es admirable para la mentalidad de aquellos tiempos, cómo aparece en su Regla un sistema de gobierno de la Comunidad completamente democrático. En la toma de decisiones es importante incluso el parecer de la hermana más joven.
“L”. Libertad. Sin imponer, sin avasallar, sin miedo al qué dirán, obedece con elegancia al Papa, pero sin traicionar lo que Dios le pide: Vivir sin posesiones.
“A” Ama con todo su corazón . Tiene un carácter apasionado. Polariza toda la potencia afectiva de su gran corazón hacia su único amor: Dios. Y lo concretiza en el servicio delicado de las hermanas. Uniendo sus dolores a los de su Amado Pobre y Crucificado. Clara fue una campeona de la caridad, convencida de que el mal sólo se vence con el bien, no con la violencia.
“R”. Reconciliada siempre consigo, con Dios y las hermanas, hacía de puente. Sabía crear fraternidad, unir polos opuestos. Serena, imperturbable, se le llamó “Lazo de Paz y Armonía”.
“A” Alegre, gozosa, viva y espontánea. Desdramatiza con dosis de buen humor los momentos difíciles. Su alegría reflejada en su rostro, se irradiaba en el ambiente. Alegría que manifiesta en cada una de sus cartas a Santa Inés, hija del rey de  Bohemia.
“DE” Dios era siempre su norte. Estaba en continua sintonía y comunión con Jesucristo, su Divino Esposo. Esperanza: Vivía de esperanza, era la virgen prudente que aguardaba en todo momento al Esposo con su lámpara encendida por el deseo, el fervor, la sed de Dios. No pudieron apagarla los achaques, ni las estrecheces corporales.
“ASIS” Ayudar, dar, darse, salir de sí misma, es un elemento esencial de su personalidad. Amistad profunda y verdadera con San Francisco. Gran capacidad para sintonizar con las personas.
Solidaridad con todo lo que es humano. Quienes la necesitaban, siempre la encontraban disponible.
Iglesia: Clara mantiene con la jerarquía de la  Iglesia una relación filial extraordinaria, hecha de respeto, audacia y sumisión. Lucha para que el Papa Inocencio IV le apruebe su Regla (es la primera mujer que escribe una Regla para su Orden). Clara tiene una clara conciencia de la dimensión eclesial de su vocación. Así escribe a santa Inés de Bohemia: “Te considero cooperadora del mismo Dios y sostenedora de los miembros vacilantes de su Iglesia”.
SI muy grande a Dios durante toda su vida. Capaz de agradecerle apasionadamente al final de sus días el haberla creado y redimido.
3. Ocho rasgos de su personalidad.
CARÁCTER REFLEXIVO, sentimental y emotivo, es dueña de sí misma. Por su sensibilidad, sufre mucho, pero con fortaleza de ánimo supera los obstáculos.
MADUREZ humana, psicológica y moral. A los 18 años tiene las ideas muy claras y es capaz de tomar una opción de por vida arrostrando todas las consecuencias. Evolución armónica de todos los aspectos de su personalidad en el paso de niña a mujer. El ambiente familiar le ayudó bastante.
TRABAJO. Nunca la vieron ociosa, ni siquiera en los largos años de postración, hilaba y confeccionaba corporales para las iglesias necesitadas. Era incansable, exigente consigo misma, aplicada y perseverante. Con una voluntad de “hierro”.
CONDUCTA. Disciplinada, fuerte, valiente, mortificada y exigente consigo misma, ordenada, respetuosa. Bellísima, elegante en su físico y en su alma.
INTUITIVA, observadora, capaz de hacer una “radiografía” por dentro.  Firme en sus juicios.
PRUDENTE, discreta, reservada, capaz de escuchar a todas las hermanas que necesitaban una ayuda.
INTELIGENTE. Con gran capacidad de síntesis a la hora de elaborar su Regla. Tiene una excelente memoria e imaginación.  Es una mujer muy dotada a nivel humano.
DIMENSIÓN TRASCENDENTE. El elemento religioso se despierta en ella desde sus primeros años, gracias a la educación de su madre (que fue también una gran mujer).
El sustrato humano de Clara, unido a la acción de la gracia de Dios, hace de Clara de Asís una santa de gran calibre. Alcanza las cumbres de la ascética y la mística, siendo aclamada y venerada por el Pueblo de Dios. Se le honra como patrona de la televisión, de los navegantes, del buen tiempo. Los novios llevan huevos a las clarisas para que pidan a santa Clara por su felicidad, fecundidad y buen tiempo el día de su boda.

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